Desde nuestra infancia, muchos de nosotros hemos sido apasionados del fútbol, siguiendo la regla de oro: para ganar un partido, intenta marcar la mayor cantidad de goles posible en la portería del adversario. Pero, ¿puedes imaginar intentar marcar goles en tu propia portería para ganar un partido? Esto puede parecer extraño, pero ocurrió realmente en un partido entre Barbados y Granada en 1994, que algunos consideran el partido más raro en la historia del fútbol.
El partido se llevó a cabo en el «Estadio Nacional de Barbados» durante las eliminatorias de la Copa de las Islas del Caribe en 1994. Este torneo reúne a los equipos de la región del Caribe. El partido enfrentó a Barbados y Granada, y era el último de la fase de grupos que determinaría la clasificación. Barbados necesitaba ganar por una diferencia de dos goles para avanzar a la siguiente etapa. Si no lo lograban, Granada se clasificaría, y si el partido terminaba en empate, se jugarían tiempos extra.
Hasta este punto, no había nada inusual en el fútbol. Sin embargo, los organizadores establecieron una condición particular: si el partido llegaba a tiempo extra, se aplicaría una regla de «gol de oro», pero con una particularidad: un gol marcado contaría por dos, y el partido terminaría inmediatamente. Esta condición dio lugar a uno de los partidos más extraños en la historia del fútbol.
El partido comenzó con Barbados marcando dos goles rápidamente. Granada respondió con un gol, poniendo el marcador 2-1. Este resultado se mantuvo hasta los últimos minutos del tiempo reglamentario. Con poco tiempo restante y la posibilidad de marcar otro gol disminuyendo, Barbados se dio cuenta de que su única opción para calificar era forzar el partido a tiempo extra. Para hacerlo, tenían que empatar el marcador. Así, Barbados anotó un gol en su propia portería, empatando el marcador 2-2. Este movimiento sorprendió a los espectadores e incluso a los jugadores de Granada, quienes entendieron la estrategia pero también estaban perplejos sobre cómo reaccionar. La única opción para Granada era intentar marcar en su propia portería para reducir la diferencia de goles, lo cual era necesario para su clasificación.
Barbados había anticipado esto y dividió su equipo en dos grupos: uno se centró en defender su propia portería, mientras que el otro estaba encargado de evitar que Granada anotara en su propia portería. La estrategia funcionó. El partido pasó a tiempos extra, donde un delantero de Barbados marcó un gol, que contó por dos según la regla del gol de oro, permitiendo a Barbados avanzar a la siguiente ronda.
Granada quedó en estado de shock. Estaban tan enojados que su entrenador, James Clarkson, expresó su frustración a los medios, acusando a los organizadores de ser locos por haber creado una regla tan confusa. Clarkson criticó la implementación de la regla, diciendo que había causado tal confusión en el campo que sus jugadores no sabían si debían marcar en su propia portería o en la del adversario.
En respuesta a la controversia y las intensas reacciones, el comité organizador anuló la regla extraña, y el asunto fue escalado a la FIFA. Sin embargo, la FIFA no pudo sancionar a Barbados debido a la naturaleza inusual de las reglas del torneo. A pesar de la astuta estrategia de Barbados para calificar, su camino en el torneo fue breve, pero entraron en la historia por haber orquestado uno de los partidos más extraños jamás jugados.