La Copa del Mundo de la FIFA es el evento culminante del fútbol internacional, que reúne a los mejores equipos de todo el mundo en una celebración del deporte, la unidad y el orgullo nacional. Aunque el torneo es conocido por producir algunos de los partidos más emocionantes y habilidosos en la historia del juego, también hay partidos que son memorables no por la calidad del fútbol, sino por el caos y la controversia que generan. Un partido así fue el infame encuentro entre los Países Bajos y Portugal durante la Copa del Mundo 2006 en Alemania, que pasó a la historia como la «Batalla de Núremberg» debido al número asombroso de faltas, tarjetas amarillas y rojas mostradas. El árbitro ruso Valentin Ivanov mostró un récord de 16 tarjetas amarillas y cuatro tarjetas rojas, haciendo de este partido uno de los más indisciplinados en la historia de la Copa del Mundo.
Hasta el día de hoy, sigue siendo incierto por qué el partido entre los Países Bajos y Portugal se descontroló de esa manera. No había antecedentes de animosidad o rivalidad entre las dos naciones que pudieran haber alimentado un encuentro tan intenso. Los equipos nunca se habían enfrentado en las etapas finales de un torneo internacional importante antes, lo que podría haber causado resentimientos. Tampoco tenían agravios históricos o políticos; el último conflicto armado entre los dos países tuvo lugar en el siglo XVII. Para muchos seguidores, este partido de octavos de final se esperaba que fuera un enfrentamiento emocionante entre dos equipos bien considerados, pero nadie esperaba el nivel de agresión y hostilidad que se desarrollaría esa noche.
La noche del 25 de junio de 2006, el árbitro Valentin Ivanov dio el pitazo inicial del partido y, en menos de dos minutos, el jugador neerlandés Mark van Bommel recibió una tarjeta amarilla por una entrada imprudente sobre Cristiano Ronaldo. Cinco minutos después, Khalid Boulahrouz de los Países Bajos también fue amonestado por una entrada fuerte sobre Ronaldo. En el minuto 20, el portugués Maniche recibió una tarjeta amarilla por una entrada dura sobre Van Bommel, y solo cuatro minutos después, marcó el único gol del partido. Sin embargo, la alegría del gol fue de corta duración ya que el portugués Costinha recibió una tarjeta amarilla en el minuto 31, igualando el número de tarjetas a dos por cada equipo. Ronaldo, que había sido víctima de varias entradas duras, tuvo que abandonar el campo lesionado en el minuto 33, dando el tono a lo que se convertiría en uno de los partidos más extraordinarios en la historia de la Copa del Mundo.
El verdadero caos comenzó en el primer minuto del tiempo añadido de la primera mitad cuando Costinha recibió su segunda tarjeta amarilla, resultando en una tarjeta roja y su expulsión del juego. La tensión y la frustración continuaron aumentando entre los jugadores, lo que llevó a una serie de entradas agresivas, empujones y enfrentamientos físicos a medida que avanzaba el partido. Cuando sonó el silbato del medio tiempo, los jugadores dejaron el campo, pero la atmósfera ya estaba cargada de animosidad.
Durante el descanso, el personal técnico y los oficiales esperaban calmar a los jugadores, y por un momento, parecía que lo habían logrado. La segunda mitad comenzó de manera relativamente tranquila, con solo una tarjeta amarilla mostrada al portugués Petit en el minuto 51 por agarrar la camiseta de Van Bommel. Pero las cosas rápidamente se descontrolaron nuevamente en el minuto 59 cuando Giovanni van Bronckhorst de los Países Bajos fue amonestado por una entrada dura sobre Deco. Se desató una pelea que involucró a varios jugadores de ambos equipos, incluido Van Bommel, quien fue golpeado en la cabeza por el portugués Luis Figo. Aunque el cabezazo fue menor, Van Bommel se desplomó de manera teatral, sujetándose la cara, tratando de provocar una penalización más severa para Figo. Sin embargo, Ivanov solo le mostró a Figo una tarjeta amarilla, y el partido continuó.
En el minuto 63, Khalid Boulahrouz recibió su segunda tarjeta amarilla por una entrada peligrosa sobre Figo, lo que resultó en otra tarjeta roja, dejando a ambos equipos con diez jugadores cada uno. La situación continuó deteriorándose a medida que avanzaba el partido. En el minuto 73, el jugador neerlandés Johnny Heitinga cayó después de un choque con Deco, quien luego fue amonestado. La caída de Heitinga, percibida por los jugadores portugueses como exagerada, condujo a una confrontación, atrayendo a los jugadores neerlandeses Wesley Sneijder y Rafael van der Vaart, quienes también recibieron tarjetas amarillas. A medida que el partido se volvía cada vez más frenético y con Portugal liderando 1-0, su portero Ricardo fue amonestado por pérdida de tiempo en el minuto 76.
El portugués Nuno Valente siguió rápidamente con una tarjeta amarilla por una falta innecesaria, luego Deco, después de manipular el balón, recibió su segunda tarjeta amarilla y fue expulsado, reduciendo a Portugal a nueve jugadores. Con Portugal reducido en número y desesperado por mantener su ventaja estrecha, adoptaron tácticas defensivas para ganar tiempo, logrando mantener a los neerlandeses a raya. En los últimos segundos del partido, el jugador neerlandés Van Bronckhorst recibió su segunda tarjeta amarilla, resultando en su expulsión. Cuando sonó el silbato final, Portugal había emergido victorioso, clasificándose para los cuartos de final a expensas de los Países Bajos.
Reacciones y consecuencias de la Batalla de Núremberg
Las reacciones inmediatas a la «Batalla de Núremberg» fueron de condena y sorpresa generalizadas. El presidente de la FIFA en ese momento, Sepp Blatter, hizo una declaración sorprendente, no culpando a los jugadores por su falta de disciplina, sino más bien al árbitro Valentin Ivanov. Blatter criticó a Ivanov por su manejo del partido, sugiriendo que el árbitro debería haber controlado mejor el encuentro e insinuando incluso que Ivanov mismo merecía una tarjeta amarilla. Aunque Blatter luego se disculpó por sus comentarios, Ivanov fue efectivamente apartado para el resto del torneo, su carrera como árbitro en la Copa del Mundo acortada por la controversia.
A pesar de la eliminación de los Países Bajos de la Copa del Mundo esa noche y la eventual salida de Portugal en las semifinales, la violencia y el juego agresivo se convirtieron en un tema recurrente en los partidos restantes. El partido de cuartos de final del torneo entre Alemania y Argentina vio una pelea masiva, y la final presentó uno de los momentos más infames en la historia de la Copa del Mundo: el cabezazo de Zinedine Zidane a Marco Materazzi.
En cuanto a Portugal y los Países Bajos, su encuentro tempestuoso en la «Batalla de Núremberg» no dejó sorprendentemente mucha animosidad persistente. Los dos equipos se enfrentaron dos veces después de la Copa del Mundo 2006: una vez en la fase de grupos de la Eurocopa 2012 y otra en un amistoso en 2013. Estos partidos presentaron un total combinado de solo cinco tarjetas amarillas, lo que indica que la infame «Batalla de Núremberg» se había convertido en una mera historia en los anales de la historia de la Copa del Mundo.
