El vóley es uno de los deportes de equipo más populares a nivel mundial y una parte esencial de los Juegos Olímpicos. Su popularidad ha dado lugar a variantes, como el vóley playa. Pero, ¿podría este deporte servir como un puente para conectar dos ciudades con una historia en común pero ubicadas en diferentes países? Aunque esto pueda parecer una idea inusual, la respuesta se encuentra en la frontera entre Estados Unidos y México. Durante aproximadamente 30 años, los habitantes de un pequeño pueblo fronterizo llamado Naco, dividido entre los dos países, han jugado al vóley sobre la valla fronteriza, un gesto simbólico de unidad entre las ciudades a pesar de sus diferencias políticas y geográficas.
Entre 1979 y 2007, los residentes de Naco en Sonora, México, y Naco en Arizona, Estados Unidos, organizaron anualmente partidos de vóley sobre la valla de alambre de espino, bajo la vigilancia de las patrullas fronterizas de ambos países. Los residentes informan que nunca hubo tensiones durante estos partidos. Los juegos eran supervisados por responsables de ambas ciudades, y los únicos desafíos eran menores. Uno de los problemas era que el alambre de espino perforaba los balones de vóley, por lo que los jugadores los cubrían con una tela de goma. El otro problema era que el equipo perdedor de tres de cinco partidos tenía que hospedar al equipo ganador. Debido a la valla fronteriza, crearon una abertura para permitir que el lado mexicano, que ganaba con frecuencia, asistiera a la celebración en el lado estadounidense.
Este juego, conocido como «Fiesta by Nacional» o a veces «Wallyball», tenía como objetivo fomentar relaciones positivas entre México y Estados Unidos a pesar de las tensiones persistentes sobre inmigración y otros temas. Ha demostrado su éxito e inspirado eventos similares a lo largo de la frontera. Por ejemplo, los veraneantes en San Diego, California, y Tijuana, México, se dedicaban a partidos improvisados de vóley en las playas de arena donde los dos países se encuentran en el Océano Pacífico.
Los historiadores consideran este juego como un evento significativo que unía a las dos ciudades, que alguna vez formaron una comunidad única que celebraba juntas las fiestas nacionales. Sin embargo, a medida que cambiaron las leyes de inmigración y las condiciones, la naturaleza de estos partidos transfronterizos también evolucionó. En el pasado, había una simple valla marcando las fronteras norte y sur con un agujero ampliamente conocido como «El Hoyo». Los residentes pasaban a través para comprar comida o para las celebraciones. Esto cambió en 1994 cuando la administración del presidente Bill Clinton impuso controles fronterizos más estrictos al desplegar más agentes de la patrulla fronteriza estadounidense y tropas de la Guardia Nacional. A finales de los años 1990, la valla de alambre de espino fue reemplazada por grandes barreras metálicas soldadas, cerrando casi 500 kilómetros de los 580 kilómetros del sector fronterizo de Naco. Como resultado, los residentes tuvieron que trasladar sus juegos de vóley y fiestas a áreas donde el balón aún pudiera cruzar la valla.
Debido a la naturaleza única y la ubicación de este juego, atrajo la cobertura de los medios. En abril de 2007, los residentes de ambos lados se reunieron para marcar una cancha de vóley en el suelo naranja y polvoriento con tiza rosa y trataron de evitar que el balón tocara el suelo. Este partido fue el último debido a la valla ahora más alta e impracticable. Sin embargo, los amigos de ambos lados aún se reúnen para charlar y recordar los viejos tiempos en los que su mayor preocupación era el alambre de espino que podía perforar el balón.