Fecha: 2012
Fotógrafo: El fotógrafo estadounidense Mark Laita.
Detalles: La historia detrás de esta imagen comienza cuando el fotógrafo Mark Laita visitó una instalación de manipuladores de serpientes en América Central. Su objetivo era fotografiar varias serpientes para incluirlas en su libro titulado Serpentine. Una de las serpientes elegidas fue la temida y agresiva mamba negra, considerada una de las serpientes más peligrosas para los seres humanos. Antes del descubrimiento del antídoto, una mordedura de esta serpiente casi siempre se consideraba una sentencia de muerte. Laita tomó precauciones durante la sesión, incluida la decisión de usar pantalones cortos en lugar de pantalones largos, para evitar provocar a la serpiente con movimientos innecesarios.
Después de finalizar la sesión en un fondo negro, la serpiente comenzó a moverse. En ese momento, cuando el manejador de serpientes se acercó con un gancho para recogerla, el gancho golpeó accidentalmente uno de los cables conectados a la cámara, lo que provocó a la mamba negra. En un instante, la serpiente clavó sus colmillos en la pierna de Laita, y la sangre comenzó a fluir.
Los expertos le aconsejaron inmediatamente que fuera al hospital, pero después de unos minutos, Laita no sintió ningún efecto de la mordedura. Esos minutos se convirtieron en horas, y seguía sin mostrar ningún síntoma de envenenamiento, lo que llevó a algunos a creer que fue una «mordedura seca», es decir, que la serpiente no inyectó veneno. Otros sugirieron que el rápido flujo sanguíneo pudo haber expulsado el veneno antes de que pudiera circular por el cuerpo. Al día siguiente, al revisar las fotos tomadas durante la sesión, Laita se dio cuenta de que había capturado el momento exacto en que la serpiente lo mordía. Cuando la imagen fue publicada, algunos lo acusaron de haberla manipulado para promocionar su libro. Laita negó rotundamente estas acusaciones, afirmando que permitir que una mamba negra te muerda por publicidad sería una locura y extremadamente imprudente.
Mark Laita cuenta que, cuando el manejador de serpientes le mostró por primera vez la mamba negra, esta parecía tranquila y majestuosa. La serpiente era vieja y menos inquieta que los ejemplares más jóvenes. Laita comenzó a tomar fotografías, y poco después, la serpiente empezó a moverse y a enroscarse alrededor de su pierna. Cuando el manejador intentó retirarla con un gancho, golpeó accidentalmente uno de los cables de la cámara, lo que irritó a la mamba negra, provocando la mordedura. Laita no sintió la mordedura de inmediato y no estaba mirando a través del visor de la cámara, por lo que ni siquiera vio lo que sucedió. Un minuto después, el manejador de serpientes le dijo: «Amigo, te ha mordido». La sangre fluía de su pierna, y cada pocos minutos, el manejador le preguntaba cómo se sentía. Laita seguía respondiendo que estaba bien. Después de unos 20 minutos, sus calcetines y zapatos estaban empapados de sangre, y trataron de detener la hemorragia con una toalla de papel. A pesar de esto, Laita se negó a ir al hospital, una decisión que los expertos en reptiles calificaron más tarde como muy peligrosa. Le advirtieron que, aunque se sintiera bien en ese momento, los peores síntomas podrían aparecer horas después. Parte de su advertencia se hizo realidad cuando el dolor de la mordedura se volvió insoportable esa noche.
Al regresar a casa y contarle a su esposa lo sucedido, ella amenazó con golpearlo en la cabeza con una sartén por su testarudez e imprudencia.