Una de las principales razones de la popularidad mundial del fútbol puede radicar en su versatilidad, ya que los jugadores pueden organizar un partido prácticamente en cualquier espacio abierto, incluso en ausencia de un campo reglamentario. Por lo tanto, no es sorprendente que algunos campos de fútbol en el mundo se hayan desarrollado en entornos bastante inusuales. Entre los más extraordinarios se encuentra el estadio de Čierny Balog en Eslovaquia, famoso por su ubicación singular en medio de una línea de tren activa. Los trenes pasan regularmente, obstruyendo momentáneamente la vista entre los espectadores y el campo, lo que lo convierte en uno de los estadios de fútbol más extraños del mundo.
El estadio de Čierny Balog está situado en una pequeña ciudad eslovaca del mismo nombre, que cuenta con aproximadamente 5,100 habitantes. Aunque relativamente desconocida, la ciudad se ha convertido en una atracción turística en los últimos siete años, en gran parte gracias a su estadio único. En 2015, un video viral mostraba un tren atravesando el estadio sobre rieles colocados entre el campo y la única tribuna de espectadores. Muchos espectadores pensaban inicialmente que el video había sido modificado utilizando efectos especiales digitales o que el tren formaba parte de un evento único. Sin embargo, una investigación más profunda reveló que los trenes realmente atraviesan el estadio de forma regular, ya que la línea ferroviaria histórica de Čiernohronská lo cruza, donde circulan trenes turísticos de vapor durante todo el verano.
La historia del estadio se remonta a la década de 1980, en un momento en que la línea de tren había estado fuera de servicio durante varios años. Inicialmente construida en 1909 para transportar madera de los bosques circundantes, la línea ferroviaria dejó de funcionar en 1982. Aún no se sabe por qué el municipio eligió este lugar específico para construir el estadio, pero durante casi diez años, las vías de tren inactivas solo eran un elemento decorativo en el campo. Esto cambió a principios de la década de 1990, cuando un grupo de entusiastas de los trenes comenzó a restaurar la línea. En 1992, la línea se reabrió oficialmente como un ferrocarril patrimonial para turistas, ofreciendo paseos pintorescos a través de las montañas de los Tatras, que incluían una parada notable: en medio del estadio de fútbol de Čierny Balog.
Cuando el tren atraviesa el estadio durante un partido de fútbol, la escena es surrealista. En el campo, los jugadores intentan ignorar los rugidos y silbidos del tren, mientras que los espectadores en la modesta tribuna de 480 asientos a veces saludan al tren o intentan concentrarse en el partido. Esta experiencia única es probablemente el único caso en el mundo donde un campo de fútbol es atravesado por una línea de tren activa.