Fecha: 10 de septiembre de 1972
Fotógrafo: Archivos Associated Press
Detalles: El contexto de esta foto se sitúa en el apogeo de la Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética, donde el ámbito deportivo también se convirtió en un campo de confrontación, especialmente en los Juegos Olímpicos. Históricamente, el equipo de baloncesto estadounidense había dominado el deporte en los torneos olímpicos sucesivos, asegurando sistemáticamente la medalla de oro. Sin embargo, se introdujo una nueva regla que prohibía la participación de jugadores profesionales en los Juegos Olímpicos, lo que otorgó una ventaja a la Unión Soviética. Los soviéticos registraron a todos sus mejores jugadores como aficionados, a diferencia de los jugadores estadounidenses, que formaban parte de la NBA. Debido a esta nueva normativa, Estados Unidos se vio obligado a competir con jugadores amateurs, pero aun así, destacaron a lo largo del torneo y llegaron a la final para enfrentarse a la Unión Soviética.
El partido comenzó con los soviéticos tomando una ventaja considerable. Sin embargo, el equipo estadounidense fue cerrando la brecha, llevando el partido a sus últimos segundos. Con menos de 10 segundos restantes, la Unión Soviética iba ganando 48-49. Se otorgaron dos tiros libres a los estadounidenses, ambos convertidos con éxito, dando a Estados Unidos una ventaja de 50-49. Los jugadores estadounidenses comenzaron a celebrar en la cancha, pensando que habían ganado la medalla de oro. Sin embargo, el presidente del comité administrativo de baloncesto se acercó a los árbitros, exigiendo que el reloj se reiniciara por tres segundos debido a un error arbitral. Esto se hizo a pesar de las protestas de los estadounidenses. Durante esos tres segundos, un jugador soviético anotó una canasta, resultando en un marcador final de 50-51, y la Unión Soviética ganó el partido, causando gran sorpresa y enojo en el equipo estadounidense.
Se presentó una apelación por parte de los administradores del equipo estadounidense al panel de cinco árbitros, tres de los cuales eran de países comunistas. La apelación fue rechazada por mayoría (tres contra dos). Sintiendo que habían sido injustamente tratados, los jugadores estadounidenses decidieron por unanimidad no aceptar sus medallas de plata. El equipo no asistió a la ceremonia de entrega de medallas, como se muestra en la foto. Uno de los jugadores dijo: «Si hubiéramos perdido, me habría sentido orgulloso de mostrar mi medalla de plata. Pero no enfrentamos una derrota, enfrentamos trampas.»
Cabe mencionar que, años después, se hicieron llamados dentro de Estados Unidos para ofrecer a los jugadores la oportunidad de reconsiderar y aceptar sus medallas de plata, especialmente ya que uno de los miembros del equipo estaba abierto a la idea. Sin embargo, el Comité Olímpico declaró que sería difícil implementar o distribuir las medallas a menos que todos los miembros del equipo estuvieran de acuerdo. Los jugadores se reunieron y decidieron por unanimidad rechazar las medallas, que siguen conservadas en Lausana, Suiza, hasta el día de hoy.