Muchos de nosotros estamos fascinados por las representaciones cinematográficas de las fugas de prisión, donde el héroe enfrenta enormes desafíos de seguridad para obtener su libertad. Mientras que algunos cineastas basan sus historias en eventos reales, a menudo añaden elementos ficticios para intensificar el drama. Sin embargo, hay una historia real tan extraordinaria que no necesita adornos. Esta historia se refiere a Yoshi Shiratori, un japonés que logró escapar de prisión cuatro veces, dejando a las autoridades japonesas en estado de shock y ganándose el apodo de «El hombre que ninguna prisión puede contener».
La Primera Fuga
Yoshi Shiratori comenzó su vida como pescador en Rusia antes de mudarse a Japón para trabajar como chef. Sin embargo, su carrera como chef no duró y continuó fallando en varios trabajos. Después de una serie de fracasos, se convirtió en jugador de póker y pequeño ladrón. En 1936, fue arrestado por robo y colocado en la famosa prisión de Omori, donde la vida era insoportable. Shiratori planeó meticulosamente su fuga observando las rutinas de los guardianes durante meses. Notó que tomaban un receso de quince minutos después de cada patrulla. Aprovechando la oportunidad, Shiratori insertó un alambre en el cerrojo de la puerta de su celda, provocando su apertura. Este fue solo el comienzo de su plan de fuga, ya que aún debía superar muchos obstáculos. Después de eludir la puerta principal de seguridad, Shiratori había completado el 50 % de su plan de escape. El desafío restante era salir de los alrededores de la prisión para asegurar su libertad, lo que resultó en una búsqueda masiva.
Durante la fuga de Shiratori, los guardianes, durante su verificación rutinaria a las 5:45 de la mañana, encontraron lo que pensaban que era su cuerpo dormido. En realidad, era un señuelo hecho con piezas rotas de cerámica. La verdadera fuga de Shiratori no se descubrió hasta el día siguiente cuando se activó la alarma, pero él ya había desaparecido sin dejar rastro.
La Segunda Fuga
Esto fue solo el comienzo para Shiratori. Tres días después de su primera fuga, fue arrestado nuevamente por intentar robar en un hospital y condenado a cadena perpetua, además de su intento previo. Esta dura sentencia lo devastó, ya que tuvo que separarse de su familia simple, compuesta por su esposa e hija. Shiratori sintió una enorme decepción al darse cuenta de que su fuga anterior había sido en vano y que su libertad había sido de corta duración.
Después de pasar seis años en la prisión de Omori, Shiratori fue transferido a la prisión de alta seguridad de Akita en 1942, utilizada como centro de detención durante la Segunda Guerra Mundial. La prisión era tristemente famosa por sus celdas con paredes de cobre y techos altos, sin luz natural. Los nuevos guardianes, al tanto de sus intentos previos de fuga, le infligieron un trato brutal, asegurándose de que nunca pudiera escapar nuevamente. A pesar de las severas condiciones, uno de los guardianes, Kobayashi, trató a Shiratori con compasión.
Soportando una tortura extrema, Shiratori decidió escapar nuevamente. En una noche tormentosa, un guardia encontró la celda de Shiratori vacía, excepto por las esposas y una cama bien hecha. Fue una fuga misteriosa, ya que Shiratori había logrado quitarse las esposas, escalar las paredes lisas de cobre y abrir una ventana de madera que los guardianes habían descuidado. Eligió un día tormentoso para su fuga final para evitar ser detectado y logró desaparecer, evadiendo la captura.
La Tercera Fuga
La fuga de Shiratori de la prisión de Abashiri en 1943 fue un logro de resistencia. Abashiri era infame por sus condiciones inhumanas, con temperaturas gélidas y instalaciones mínimas. Shiratori, encarcelado con ropa de verano en temperaturas bajo cero, fue sometido a condiciones severas y a la burla de los guardianes. Juró escapar, y después de un largo período de inactividad, logró cavar un túnel bajo el suelo de su celda. Usando un tazón de sopa para corroer sus esposas y deslizarse por una abertura estrecha en la puerta, logró escapar. A pesar del frío extremo y los peligros de la fauna, Shiratori sobrevivió en la naturaleza, adaptándose a las difíciles condiciones y viviendo de los recursos disponibles. Estaba decidido a reunirse con su familia, aunque sabía que estaría bajo vigilancia constante.
Después de pasar dos años en aislamiento, Shiratori bajó a un pueblo cercano para aprender sobre la derrota de Japón durante la Segunda Guerra Mundial, los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki, y el suicidio de Hitler. Decidió dejar atrás su vida pasada y dirigirse al sur a Sapporo. Durante su viaje, se encontró con un granjero y, después de un conflicto, lo mató en legítima defensa. Shiratori fue arrestado, juzgado y condenado a muerte en 1947, antes de ser enviado a la prisión de Sapporo.
La Cuarta Fuga
En la prisión de Sapporo, Shiratori estaba bajo constante vigilancia para evitar una nueva fuga. Su celda había sido reforzada con nuevos techos y barrotes, y la ventana se había vuelto demasiado pequeña para él. A pesar de su edad avanzada y sus posibilidades de fuga reducidas, Shiratori logró engañar a sus guardianes. Cavó un túnel debajo de su celda, que pasó desapercibido debido a la atención excesiva de los guardianes en el techo y la ventana. Usando una manta y esposas para crear una ilusión convincente de su presencia, una vez más logró escapar. Durante su fuga, se encontró con un policía que le ofreció un cigarro. Mientras conversaba, Shiratori reveló su identidad.
Después de ser identificado, Shiratori fue arrestado nuevamente en 1948. Esta vez, el sistema judicial era diferente, tal vez debido a su aceptación o a las reformas en curso. La Corte Suprema mostró empatía, especialmente después de verificar algunas de sus afirmaciones, como la legítima defensa en el caso del granjero. Shiratori no hirió ni mató a un guardia durante sus cuatro intentos de fuga. Finalmente, la Corte Suprema lo absolvió del asesinato premeditado y lo condenó a 20 años de prisión.
Shiratori obtuvo lo que quería en la prisión de Fuchu en Tokio, donde fue tratado con amabilidad por primera vez en su vida. Fue liberado anticipadamente en 1961 por buena conducta y regresó a Omori, donde se reunió con su hija sobreviviente. Falleció en 1979 a la edad de 71 años después de una vida marcada por fugas increíbles.