Los programadores de todo el mundo creen que, por muy seguro que sea un sistema, es casi imposible que esté completamente libre de vulnerabilidades. Estas fallas, a menudo desconocidas para los creadores del sistema, son generalmente descubiertas y explotadas por hackers, individuos expertos que pueden sortear las defensas, acceder a datos sensibles e incluso tomar el control total de los sistemas. Los hackers representan una amenaza constante para las empresas de tecnología y los gobiernos, que sufren importantes pérdidas financieras debido a los ciberataques. Entre los hackers más notorios se destaca Kevin Mitnick. Conocido por haber infiltrado los sistemas de más de 40 grandes empresas, alguna vez figuró en la cima de la lista de los más buscados por el FBI. Sus habilidades en el hacking eran tan temidas que las autoridades estadounidenses creían que podría iniciar una guerra nuclear si tuviera acceso a una computadora conectada a Internet.
Kevin Mitnick nació en California, Estados Unidos, en 1963, y creció en Los Ángeles. Su talento para el hacking se manifestó desde joven; en 1979, a solo 16 años, hackeó los sistemas de DEC (Digital Equipment Corporation), una empresa especializada en tecnología de computadoras, y robó su software. A pesar de las largas investigaciones, finalmente fue arrestado en 1988. Fue declarado culpable y condenado a un año de prisión, seguido de tres años de libertad condicional.
A medida que su período de libertad condicional se acercaba a su fin, la pasión de Mitnick por el hacking lo impulsó a retomar sus actividades ilegales. Hackeó el sistema de correo de una importante empresa de telecomunicaciones en California, lo que llevó a la emisión de una nueva orden de arresto. Sin embargo, Mitnick permaneció prófugo durante más de dos años, continuando con sus hackeos. Infiltró los sistemas de muchas empresas, robó información confidencial y contraseñas, accedió a correos electrónicos privados y se mantuvo durante mucho tiempo indetectable gracias a técnicas sofisticadas para ocultar su ubicación. Esto hizo que su rastreo fuera casi imposible para las autoridades.
En 1995, después de una larga persecución, el FBI capturó finalmente a Kevin Mitnick gracias a la ayuda del experto en seguridad informática Tsutomu Shimomura, en Carolina del Norte. Mitnick fue acusado por sus crímenes, que causaron pérdidas estimadas en 80 millones de dólares. Durante su detención, Mitnick se convirtió en un símbolo para muchos miembros de la comunidad de hackers, que lo veían como un héroe y acusaban al gobierno de usar su caso para intimidar a otros. Muchos sitios web surgieron para apoyar su liberación, e incluso hackers desviaron sitios muy visibles, como UNICEF, Yahoo y The New York Times, para mostrar mensajes exigiendo su libertad. Sin embargo, estas acciones no influyeron en las autoridades estadounidenses, que consideraban a Mitnick un criminal que debía ser castigado.
De manera algo irónica, los fiscales pidieron a la jueza encargada de su caso, Mariana Pfaelzer, que emitiera una orden que prohibiera a Mitnick usar cualquier computadora durante su encarcelamiento, incluso si no estaba conectada a Internet. Argumentaron que Mitnick era tan competente que podría planificar una fuga o comprometer los sistemas de seguridad de la prisión, o lo que es peor, iniciar una guerra nuclear al hackear los sistemas militares desde su celda. La jueza aceptó su argumento y prohibió a Mitnick usar computadoras, aunque se le permitió examinar algunas pruebas con su abogado bajo estricta vigilancia.
Finalmente, Kevin Mitnick fue condenado a 46 meses de prisión, a los que se añadieron 22 meses adicionales por violar las condiciones de su libertad condicional en su primer caso. Dado que había pasado gran parte de este tiempo en detención, Mitnick fue liberado en 2000. Sin embargo, su libertad estaba condicionada a no usar ninguna tecnología de comunicación ni Internet. Frustrado por esta restricción, Mitnick demandó para que se levantara la condición y, en 2001, un tribunal falló a su favor, permitiéndole usar nuevamente computadoras e Internet.
Hoy en día, Kevin Mitnick trabaja como consultor en ciberseguridad, ayudando a empresas — e incluso al FBI — a identificar y corregir vulnerabilidades en sus sistemas. Utilizando sus habilidades únicas para prevenir los mismos tipos de ataques que solía llevar a cabo, Mitnick ha pasado de ser un hacker notorio a convertirse en una figura respetada en el campo de la ciberseguridad.