Muchas personas, incluido el autor de estas líneas, creen que existe vida inteligente más allá de la Tierra, dispersa en otros planetas y galaxias. A pesar de los descubrimientos recientes de las sondas espaciales de la NASA, enviadas para explorar los planetas de nuestro sistema solar y que no han encontrado pruebas concretas de vida, los científicos continúan afirmando que el universo es lo suficientemente vasto como para albergar otras formas de vida. Sin embargo, la falta de tecnologías que permitan alcanzarlos o comunicarse con ellos deja esta cuestión en suspenso. Recientemente, se detectó una señal de radio extraña proveniente de las profundidades del espacio, diferente de las señales conocidas anteriormente como estallidos rápidos de radio (FRB). Lo que hace que esta nueva señal sea única es su patrón cíclico y recurrente, una característica no observada en las otras señales.
El primer estallido de radio pulsante de este tipo se descubrió en 2007, representando un enigma para los investigadores espaciales. Desde entonces, los científicos han identificado dos tipos de FRB: aquellos que emiten una única señal de radio y otros que envían varias ráfagas, conocidos como «repetidores». Aunque estos dos tipos se comportan de manera diferente, comparten la característica de estallar de manera intermitente antes de desaparecer por completo. Sin embargo, la señal recientemente descubierta, llamada FRB 180916, que proviene de una galaxia situada a unos 500 millones de años luz, representa un tipo de fuente totalmente diferente. Lo que la distingue es su pulso regular y periódico, lo que llevó a un equipo de científicos a estudiarla entre septiembre y octubre de 2019 utilizando un radiotelescopio. El equipo observó que las emisiones de esta señal de radio suelen agruparse durante un periodo de cuatro días antes de desaparecer nuevamente durante los siguientes 12 días. Este patrón se repite en un ciclo constante de 16 días, un fenómeno nunca antes observado en otros FRB.
Aunque se sabe poco sobre esta señal de radio, los científicos han identificado que proviene de una fuente de energía en algún lugar del espacio profundo. Sin embargo, se desconoce la naturaleza exacta de esta fuente. Se han propuesto varias hipótesis para explicar la causa de esta señal cíclica. Una posibilidad es que provenga de una estrella o un agujero negro, ya que ambos objetos celestes muestran comportamientos periódicos. El ciclo de 16 días podría representar el período orbital de dicho objeto, en el cual la señal llega a la Tierra en un momento específico de su órbita. Otra teoría sugiere que esta señal proviene de un agujero negro de masa estelar o de los restos extremadamente densos de una estrella colapsada, posiblemente una supernova, que emite ondas de radio desde sus puntos calientes en la superficie durante su rotación, similar a un faro.
Es interesante destacar que los estallidos rápidos de radio repetitivos (FRB) se consideraban extremadamente raros hasta que un estudio reciente identificó 11 señales de este tipo en los últimos años. Según el astrónomo Pravir Kumar de la Universidad de Swinburne en Australia, quien participó en el descubrimiento de estas señales, «Una de las grandes preguntas sin resolver sobre los FRB es si todos se repiten o no. Aunque se conocen más de cien FRB, hasta hace poco solo se había descubierto uno que se repitiera, lo que sugiere que estas explosiones no son tan raras como se pensaba. Es posible que sean comunes, pero su repetición es demasiado débil para ser detectada por nuestra tecnología actual».
Por el momento, el misterio de la señal de radio proveniente del espacio profundo sigue sin resolverse, dejando a científicos y entusiastas de la astronomía igualmente intrigados. Se espera que futuros descubrimientos de estos estallidos rápidos de radio (FRB) permitan un día desvelar la naturaleza de sus misteriosas fuentes.