La perspectiva humana sobre el universo suele estar cargada de temor, viéndolo como un lugar misterioso y lleno de secretos. A pesar de los recientes descubrimientos científicos que revelan algunos de sus misterios, la inmensidad del universo hace que nuestra comprensión siga siendo limitada. Un fenómeno celeste particular sigue fascinando a los científicos: los meteoritos—objetos de diversos tamaños que se desplazan libremente en el espacio y, en ocasiones, aterrizan en la Tierra. Aunque se sabe mucho sobre estos cuerpos celestes, un meteorito en particular ha planteado un desafío considerable a los científicos. Este meteorito, del cual un fragmento está expuesto en un museo histórico en Chelyabinsk, Rusia, mostró un comportamiento extraño: su cubierta de vidrio protector se levantó misteriosamente sin intervención externa, como si intentara escapar. Este incidente ha generado gran curiosidad y especulación sobre lo que ocurrió con el fragmento del meteorito de Chelyabinsk.
La historia comenzó en febrero de 2013, cuando un meteorito golpeó repentinamente la ciudad de Chelyabinsk, Rusia. Su entrada en la atmósfera terrestre no fue detectada ni anticipada, lo que provocó una explosión masiva a una altitud de 30 kilómetros. La explosión fue medida como aproximadamente 30 veces más poderosa que la bomba de Hiroshima lanzada sobre Japón durante la Segunda Guerra Mundial. La onda de choque causó daños en seis ciudades en un radio de 120 kilómetros, hiriendo a 1,500 personas, principalmente debido a vidrios rotos, y dañando 7,200 edificios. Los científicos estimaron que la masa del meteorito de Chelyabinsk era de alrededor de 13 toneladas, convirtiéndolo en el objeto natural más grande conocido en entrar en la atmósfera terrestre desde el evento de Tunguska en 1908.
A pesar de la combustión de la mayor parte del meteorito en la atmósfera, algunos fragmentos llegaron a la superficie de la Tierra y fueron recuperados del lago Chebarkul. Un trozo de 500 kilogramos fue colocado en el Museo Histórico de Chelyabinsk. Con el tiempo, el incidente fue en gran medida olvidado. Sin embargo, el 14 de diciembre de 2019, ocurrió un evento inesperado: la cubierta de vidrio que exponía el fragmento del meteorito se levantó repentinamente sin causa externa, como si el fragmento intentara escapar. Aunque la situación fue controlada, el incidente dejó a los guardianes de seguridad desconcertados, ya que las cámaras de vigilancia no mostraron a nadie acercándose al meteorito. Además, no había ningún problema con el sistema de alarma o los equipos electrónicos del museo. El director del museo declaró haber consultado a expertos en electrónica y redes, quienes coincidieron en que era imposible que la cubierta se levantara sola. Por lo tanto, la causa del incidente sigue sin explicación.
A pesar de la confusión del director, algunos empleados especularon que la causa podría estar relacionada con una fuerza misteriosa asociada al meteorito mismo. Muchos, incluidos científicos, comenzaron a investigar el extraño evento. Aunque algunos consideraron que el motivo era una falla simple del sistema de alarma, otros refutaron esta hipótesis debido a la confirmación de su funcionamiento normal. La búsqueda de explicaciones se extendió al ámbito sobrenatural. Algunos han sugerido que los meteoritos podrían poseer poderes desconocidos capaces de reducir el estrés, mejorar la claridad mental, curar enfermedades físicas y mejorar la circulación. Esta creencia se basa en la idea de que los meteoritos, provenientes de otras partes del sistema solar o más allá, podrían usarse en rituales espirituales para invocar objetos voladores no identificados, extraterrestres o actividades multidimensionales. Según esta teoría, la composición del meteorito, especialmente su contenido de hierro del 10%, podría contribuir a sus campos electromagnéticos potentes, los cuales podrían haber causado el levantamiento de la cubierta.
Otras teorías incluyen la posibilidad de que dentro del meteorito haya tecnología desconocida y muy pequeña que afecta a los dispositivos electrónicos. Además, algunos han sugerido que un grupo de paganos pudo haber visitado el museo y realizado rituales que podrían haber influido en el evento. Otra teoría propone que un meteorito «gemelo» podría haber pasado cerca de la Tierra, estableciendo una conexión con el fragmento de Chelyabinsk. A pesar de estas diversas hipótesis, no ha surgido ninguna prueba definitiva, y el incidente sigue siendo un misterio sin resolver en busca de explicación.