En todo el mundo existen numerosas regiones acompañadas de fenómenos misteriosos que no tienen explicación científica, siendo el más famoso el Triángulo de las Bermudas, donde barcos y aviones desaparecen sin dejar rastro. A pesar de la dificultad para acceder a estos lugares, hay otros sitios en la Tierra que las personas pueden visitar fácilmente y experimentar estos fenómenos por sí mismas. Uno de ellos se encuentra en el estado de Oregón, en Estados Unidos, y es conocido como el Vórtice de Oregón. Los visitantes que entran en esta cabaña notan de inmediato una alteración en la gravedad, con pelotas que ruedan cuesta arriba y escobas que se equilibran en ángulos inusuales sin caerse. Las fotografías incluso revelan la presencia de haces de luz invisibles. Algunos visitantes, según los dueños del lugar, experimentan alivio del dolor de espalda, mientras que otros se sienten mareados dentro de la cabaña, y la estatura de una persona aumenta o disminuye dependiendo de dónde se encuentre.
El «Vórtice de Oregón» se encuentra cerca de Gold Hill, en el sur de Oregón, en la zona de Sardine Creek. Este lugar ha existido desde la formación de la Tierra y está rodeado de leyendas. Los nativos americanos se referían a este sitio como una tierra prohibida, y los viajeros que pasaban por allí a menudo notaban que sus caballos se negaban a entrar. Con el paso de los años, una compañía minera de oro estableció operaciones en la zona, construyendo una oficina de madera en 1904. Poco después de su construcción, el edificio comenzó a deslizarse e inclinarse en ángulos extraños, similares a las casas de diversión que se encuentran en los parques de atracciones. En 1914, el área fue redescubierta por un prospector llamado William McCulloch, quien convenció a su amigo geólogo e ingeniero, John Litster, de venir desde Escocia a Estados Unidos para investigar el extraño fenómeno. Después de realizar varios estudios, Litster propuso algunas explicaciones, atribuyendo el fenómeno a causas científicas, como el hecho de que la región está situada en un campo magnético esférico de unos 50 metros de diámetro, con la mitad bajo tierra y la otra mitad sobre ella. También consideró posibles fluctuaciones en las fuerzas gravitacionales o la presencia de átomos retorcidos como explicaciones, mientras que otros especulaban sobre causas más fantásticas, como una poderosa máquina subterránea dejada por seres prehistóricos.
Sea cual sea la causa verdadera, Litster aprovechó el fenómeno y desarrolló el área como una atracción turística, abriéndola oficialmente al público en 1930 bajo el nombre de «Vórtice de Oregón». Atraía a miles de visitantes curiosos y científicos ansiosos por estudiar el fenómeno. Tras la muerte de Litster, su esposa vendió el sitio en 1960 a una pareja, Ernie e Irene Cooper, cuya hija María ha mantenido desde entonces el lugar como un famoso punto de referencia en el estado. Los visitantes siguen asombrándose con los fenómenos extraños, algunos atribuyéndolos a razones espirituales, afirmando que el lugar está embrujado, que es una puerta al cielo o un punto de transferencia de energía interdimensional.
A pesar de estos fenómenos extraños y de que algunos crean que estos eventos ocurren por razones espirituales, la ciencia ofrece una perspectiva diferente. Según los científicos, lo que ocurre en el «Vórtice de Oregón» no es más que una ilusión óptica conocida como «perspectiva forzada». En esta ilusión, el cerebro procesa incorrectamente los marcos espaciales, creando una comprensión engañosa del entorno. Este fenómeno no es exclusivo del Vórtice de Oregón, ya que se han documentado ilusiones similares en otros lugares y se han confirmado mediante fotografías y ecuaciones matemáticas. Sin embargo, María Cooper, la actual propietaria, reconoce estas explicaciones científicas, pero insiste en que ciertos fenómenos, como los cambios de estatura que experimentan los visitantes, aún no tienen explicación. Además, señala que estas anomalías alcanzan su punto máximo durante la luna llena.