Imagina que estás viendo un emocionante partido de fútbol en el que un equipo gana sobre el otro. Mientras el equipo ganador abandona el campo, los guardias de seguridad atan a los jugadores del equipo perdedor y los conducen a un altar en medio del campo. Ante la multitud, los árbitros apuñalan a cada jugador en el pecho, y mientras aún están vivos, les arrancan el corazón, levantándolo alto mientras aún late, o les cortan la cabeza. Mientras tanto, los espectadores en las gradas vitorean con entusiasmo.
Sin duda, este escenario parece inimaginable hoy en día, pero ocurría realmente alrededor del año 1400 a.C. en América Central, mucho antes de la llegada de los europeos. Este deporte brutal era conocido como «juego de pelota mesoamericano», a veces llamado «juego de la muerte». Perder un partido significaba perder la vida de la manera más horrible.
Según los historiadores, el juego de pelota mesoamericano es el deporte de equipo más antiguo conocido en el mundo. Fue prohibido por los conquistadores españoles debido a la violencia extrema que observaron. Para los pueblos indígenas, el juego no era simplemente un deporte, sino un rito sagrado y una forma de interactuar con los dioses. Una leyenda maya cuenta que unos gemelos héroes llamados «Hunahpu y Xbalanque», hijos del dios del maíz «Hun Hunahpu», utilizaron sus habilidades deportivas para vencer a los dioses del inframundo en el juego de pelota. Tras su victoria, los dioses del inframundo, enfurecidos, mataron a los gemelos, pero los dioses del cielo los resucitaron para que pudieran vencer a los dioses del inframundo y resucitar a su padre, el dios del maíz. Además de su importancia religiosa, el juego estaba profundamente arraigado en la cultura de las civilizaciones mesoamericanas como los Olmecas, los Mayas y los Aztecas. Según sus antiguos textos, simbolizaba una batalla entre el sol, que representaba la luz y el bien, y la luna y las estrellas, que representaban la oscuridad y el mal. El movimiento de la pelota simbolizaba el viaje del sol a través del cielo. Los mayas llamaban al juego «Pok-A-Tok», los aztecas «Tlachtli», y ahora se conoce comúnmente como «Ulama».
El juego de pelota se jugaba en grandes campos, aproximadamente del tamaño de un campo de fútbol moderno, pero con un diseño distintivo. Visto desde el cielo, el campo tenía la forma de la letra «I». Las paredes del campo tenían anillos de piedra verticales, que eran el objetivo del juego. Los equipos debían hacer pasar una pelota de goma a través de estos anillos para marcar puntos. Las paredes del campo a menudo estaban pintadas de colores vivos, representando serpientes, jaguares y aves de presa, así como imágenes de sacrificios humanos. Hoy en día se han descubierto cerca de 1.300 campos de juego en América Central. Se estima que cada ciudad antigua tenía al menos un campo, siendo el más antiguo conocido el «Paso de la Amada» en México, que data de hace aproximadamente 3.600 años.
Las reglas exactas del juego de pelota mesoamericano siguen siendo en parte desconocidas, ya que las pruebas provienen de textos antiguos, esculturas arqueológicas y campos descubiertos. Se acepta generalmente que los equipos estaban formados por uno a cuatro jugadores, y los jugadores no estaban autorizados a golpear la pelota con las manos. En su lugar, utilizaban las rodillas, muslos y codos para pasar la pelota, con el objetivo de hacerla pasar a través del anillo de piedra. El primer equipo en marcar un gol ganaba el partido. Los historiadores estiman que las grandes pelotas de goma usadas en el juego estaban hechas de látex extraído de árboles de goma en la selva, pesando entre 1,3 y 3,6 kilogramos y midiendo de 25 a 37 centímetros de diámetro—aproximadamente el tamaño de una pelota de baloncesto, pero mucho más densa, lo que causaba lesiones graves y muertes cuando la pelota golpeaba el lugar equivocado. Para evitar estas lesiones o muertes, los jugadores comenzaron a usar equipos de protección, como cinturones, protectores de rodillas y cascos.
El aspecto más interesante del juego era su propósito religioso relacionado con el sacrificio. Algunas teorías sugieren que el equipo perdedor era decapitado o le abrían el pecho para extraerle el corazón, mientras que otras teorías afirman que el equipo ganador era el que se sacrificaba, lo que se consideraba un gran honor. El equipo perdedor era reducido a la esclavitud. Una teoría más reciente propone que estos sacrificios eran exageraciones y que los sacrificados en el juego eran prisioneros de guerra o esclavos. Este tipo de juego podría haber sido organizado entre ciudades o estados rivales como una forma de competencia sin una guerra real. Estas teorías no son simples especulaciones, sino que se basan en diversas ilustraciones en textos antiguos y en esculturas en piedra que adornan los campos de juego, mostrando escenas de jefes de equipo decapitados por otros jugadores o sacerdotes. Algunas imágenes incluso muestran a jugadores usando las cabezas de los perdedores como pelotas.
Aunque el juego de pelota tenía una historia sangrienta, afortunadamente para los jugadores modernos que desean jugar su versión actual, las reglas se han suavizado considerablemente en comparación con la versión mortal de antaño. Hoy en día, el juego se juega con equipos de siete jugadores que se enfrentan para golpear una pesada y sólida pelota de goma arriba y abajo en el campo usando solo sus muslos. Los historiadores lo consideran equivalente al fútbol, con la principal diferencia de que solo se permiten los muslos en lugar de los pies. Cuando un equipo no puede mantener la pelota en juego, el equipo contrario gana un punto. Recientemente, se han celebrado dos torneos de este juego, uno en 2006 y otro en 2017, en los que participaron diez equipos de diferentes regiones de México, organizados en la antigua ciudad maya de «Teotihuacan», atrayendo a grandes multitudes que asistieron para disfrutar y celebrar la revitalización de esta antigua tradición.