Cuando se menciona el nombre de la famosa actriz estadounidense Marilyn Monroe, automáticamente viene a la mente su icónica imagen con el vestido blanco ondeando al aire mientras ella se encuentra sobre una rejilla de metro en Nueva York. Este momento ha sido descrito por muchos como la mayor representación simultánea de belleza y seducción y se considera una de las imágenes más famosas del siglo XX.
Esta fotografía, que causó una gran conmoción y está registrada como una de las imágenes más emblemáticas del siglo XX, fue tomada por casualidad y no estaba planificada. Se capturó en septiembre de 1954 durante el rodaje de una escena de «La tentación vive arriba», en la que Marilyn Monroe tenía el papel principal. La escena, tal como fue planeada por el director Billy Wilder, consistía en que Marilyn caminara en ese vestido blanco junto al actor Tom Ewell. Mientras caminaban, el ruido de un tren de metro pasando debía hacer que Marilyn dijera: «Oh… ¿sientes la brisa del metro?» Sin embargo, el viento sopló más fuerte de lo previsto, levantando su vestido de la manera que se ve en la fotografía, mientras ella reía y trataba de bajarlo.
El momento inesperado atrajo la atención de los fans que se habían congregado para ver el rodaje, incluidos los fotógrafos de diversas agencias de noticias, que aprovecharon para capturar y publicar la imagen en los periódicos. Esto creó un gran alboroto, contribuyendo positivamente a la promoción de la película y de su estrella. La imagen fue elogiada como uno de los eventos más maravillosos y espontáneos en Hollywood. A pesar de su impacto positivo, hubo un inconveniente: el vestido jugó un papel en el divorcio de Marilyn con su segundo marido, Joe DiMaggio, quien odiaba la fotografía y el vestido, lo que le causó gran vergüenza. Esto llevó a una disputa entre los cónyuges y su divorcio, convirtiendo a DiMaggio en la única persona en el mundo que criticó y no le gustó la imagen.
Con el paso de los años, la fotografía y el vestido han mantenido su encanto incluso después de la muerte de Marilyn. El diseñador William Travilla conservó el vestido junto con otros trajes, que luego fueron exhibidos en el Museo de Cine de Hollywood. La colección fue subastada, alcanzando la ropa de Monroe cinco millones de dólares, aunque su valor estimado estaba entre uno y dos millones.
Algunos dicen que el éxito de la imagen radica en su espontaneidad y la reacción natural de Marilyn. Su prueba es que muchas actrices han intentado recrear el momento y fotografiarse en la misma pose, incluso en el mismo lugar, que también se ha vuelto famoso, pero ninguna ha tenido éxito como ella.