El color de la piel humana varía según la raza y la ubicación geográfica, desde tonos claros en Europa, América del Norte y Oceanía, hasta tonos más oscuros en África y el sudeste asiático. Sin embargo, ningún ser humano ha nacido con la piel de color azul, excepto una familia extraordinaria en Kentucky, Estados Unidos. La familia Fugate, a menudo llamada «los Fugate Azules», ha transmitido esta rara característica de piel azul durante más de 200 años. Este fenómeno genético, único de su familia, ha despertado el interés de las comunidades médicas y científicas, lo que ha llevado a numerosos estudios e investigaciones.
La historia de los Fugate llamó la atención del público en 1975, con el nacimiento de Benjamin Stacy. Las enfermeras y los médicos quedaron atónitos cuando Benjamin nació con una piel azul oscuro, en lugar del tono rosado o claro típico de la mayoría de los recién nacidos. El personal médico del hospital de Hazard, Kentucky, estaba tan alarmado por el extraño color de su piel que lo trasladaron rápidamente al Centro Médico de la Universidad de Kentucky. Después de dos días de pruebas, los médicos no lograban encontrar una explicación para su condición, hasta que la abuela de Benjamin reveló un secreto familiar. Ella les preguntó: «¿Alguna vez han oído hablar de los Fugate Azules?» Resultó que Benjamin era el último descendiente de una larga línea familiar de personas con piel azul.
La familia Fugate tiene sus raíces en Martin Fugate, un huérfano originario de Francia que emigró a los Estados Unidos a principios de 1800. Martin, quien también tenía la piel azul, se estableció en una región aislada del este de Kentucky, conocida como Troublesome Creek. Aislado del mundo exterior, se casó con una mujer llamada Elizabeth Smith, quien, sin saberlo, también portaba un gen recesivo responsable de una rara enfermedad en la sangre. De sus siete hijos, cuatro nacieron con piel azul. En las colinas remotas de Kentucky, la familia vivía casi completamente aislada, lo que resultó en matrimonios entre parientes y concentró aún más el gen.
En la década de 1950, varios médicos comenzaron a interesarse en la familia Fugate, especialmente el Dr. Madison Cawein, un hematólogo de la Universidad de Kentucky. Tras años de esfuerzos para estudiar a la familia, el Dr. Cawein finalmente conoció a dos descendientes, Patrick y Rachel Ritchie, quienes se sentían incómodos con su piel azul y buscaban una solución. Al examinarlos, el Dr. Cawein descubrió que padecían una rara enfermedad hereditaria llamada metahemoglobinemia, que afecta la capacidad de la sangre para transportar oxígeno, lo que da a la piel un tinte azulado. Este trastorno provoca niveles elevados de metahemoglobina, una versión azul de la hemoglobina, en la sangre.
El Dr. Cawein desarrolló un tratamiento con azul de metileno, una sustancia que restauraba temporalmente la piel de los miembros de la familia a un tono más natural. Aunque el tratamiento proporcionaba un alivio temporal, su piel volvía a su color azul una vez que los efectos del azul de metileno desaparecían. Con el tiempo, las dosis regulares del tratamiento permitieron que la familia viviera con un color de piel más normal.
En el caso de Benjamin Stacy, su tono azul se desvaneció naturalmente dos meses después de su nacimiento, y a la edad de siete años, su piel había recuperado un color normal. Sin embargo, en ciertas condiciones, como el frío extremo o la ira, su tono azul volvía a aparecer, recordando su herencia genética única.