Operación Periwig: La Estrategia Británica que Desafió la Seguridad Alemana

La Segunda Guerra Mundial está llena de numerosas operaciones ingeniosas realizadas por las agencias de inteligencia de las naciones beligerantes. Muchas de estas tácticas lograron sus objetivos previstos y aún se estudian en instituciones militares y de inteligencia en todo el mundo. Una de estas operaciones, llevada a cabo por los servicios de inteligencia británicos, fue codificada como la Operación Periwig. Era un engaño diseñado para crear movimientos de resistencia ficticios dentro de Alemania, con el objetivo de derrocar el régimen nazi y su líder, Adolf Hitler. El propósito era distraer los esfuerzos de seguridad alemanes hacia investigaciones infructuosas, creando así aliados falsos en Alemania para confundir al enemigo.

Al inicio de la guerra, los servicios de inteligencia británicos reconocieron que era prácticamente imposible crear un verdadero movimiento de resistencia en Alemania debido a la eficacia de las agencias de seguridad alemanas y sus métodos profesionales de vigilancia. Por lo tanto, no era factible intentar crear esos movimientos, especialmente porque muchos agentes británicos desplegados en Alemania ya habían sido capturados y encarcelados. En una reunión que incluyó a miembros del Servicio de Guerra Psicológica (PWE) y del Servicio Secreto de Inteligencia (SIS), se elaboró un plan para la Operación Periwig. El objetivo era involucrar a la seguridad alemana en actividades improductivas para rastrear a los supuestos combatientes de la resistencia y generar confusión en sus filas. También se esperaba que esta operación obtuviera algún apoyo, incluso simbólico, de la población alemana para estas actividades ficticias.

Operación Periwig: La Estrategia Británica que Desafió la Seguridad Alemana

En noviembre de 1944, los planificadores de la Operación Periwig habían diseñado ocho escenarios diferentes para el movimiento de resistencia virtual. Imaginaban miembros dentro del ejército alemán, el partido nazi, el parlamento, la policía, la Iglesia Católica Romana, los trabajadores de fábricas y minas, separatistas, entre otros. La sede principal ficticia de la resistencia se iba a situar en Berlín, con células de resistencia adicionales en ciudades como Gdansk, Dresde, Hamburgo, Núremberg y otras ciudades importantes de Alemania. Estas células estarían conectadas entre sí a través de comunicaciones personales y regulares, con una rama de la resistencia también establecida en Londres, manteniendo contacto con la sede principal en Berlín de diversas maneras. También se planeaban otros movimientos de resistencia ficticios, y se seguirían procedimientos similares, con rumores sobre estas actividades publicados en la prensa británica.

Operación Periwig: La Estrategia Británica que Desafió la Seguridad Alemana

A medida que se acercaba la implementación práctica de la Operación Periwig en enero de 1945, surgieron preocupaciones entre el Servicio Secreto de Inteligencia sobre una posible confusión entre los grupos ficticios dentro de la operación y los verdaderos grupos anti-nazis ya presentes en el terreno en Alemania. Sin embargo, estas preocupaciones se disiparon, y a mediados de febrero se dio luz verde para su ejecución. La operación comenzó con el envío de mensajes de radio a Alemania, proporcionando intencionalmente información engañosa a agentes dobles conocidos. A partir del 21 de febrero, se comenzaron a lanzar los primeros contenedores que contenían armas, suministros y materiales de propaganda falsos para las células de resistencia en áreas específicas de Alemania. Sin embargo, estas operaciones fueron suspendidas a mediados de marzo debido a las preocupaciones del mando aliado de que la seguridad alemana pudiera malinterpretar el contenido de estos contenedores como destinado a prisioneros de guerra aliados en áreas cercanas a los lugares de lanzamiento, lo que podría poner en peligro sus vidas, ya que los alemanes podrían ejecutarlos como medida preventiva.

Entre principios y mediados de abril de 1945, se reanudó la Operación Periwig. Se reclutaron prisioneros de guerra alemanes dignos de confianza como agentes en Alemania para llevar a cabo diversas actividades conspirativas para las células ficticias de resistencia, sin saber que el movimiento era un engaño. Para apoyar aún más la Operación Periwig, el Servicio de Guerra Psicológica asumió tareas relacionadas con la impresión de materiales de propaganda, especialmente después de la creación de una nueva célula de resistencia llamada «El Caballo Rojo». El Servicio imprimió y distribuyó materiales para esta resistencia ficticia, cuyo objetivo declarado era ejecutar a altos funcionarios nazis. Para atraer más atención de la población alemana, se encargó a los agentes británicos que colocaran el símbolo del Caballo Rojo en muchos edificios, mientras que se enviaban postales con el mismo emblema a destacados alemanes, conteniendo amenazas y llamados al suicidio como una alternativa más honorable que ser ejecutado por los alemanes.

Operación Periwig: La Estrategia Británica que Desafió la Seguridad Alemana
Cuestionario incluido con las palomas mensajeras en la Operación Periwig

La Operación Periwig no solo utilizó este método de engaño, sino que también incluyó una medida final excepcional que consistía en usar palomas mensajeras como asistentes de espionaje. Las palomas fueron reunidas, cada una equipada con una pequeña cápsula que contenía un cuestionario, un lápiz y las instrucciones para garantizar su regreso seguro al Reino Unido. Luego, las palomas fueron empaquetadas en contenedores con paracaídas y lanzadas sobre el territorio enemigo, con el objetivo de que aterrizaran en ciudades alemanas donde los ciudadanos alemanes pudieran encontrarlas fácilmente y responder a las preguntas del cuestionario. Las palomas regresaban con información como la presencia de tropas alemanas cerca de los sitios de lanzamiento. El 4 de abril de 1945, se ejecutó la operación, y de las 330 palomas utilizadas, solo nueve regresaron a Inglaterra, dos fueron a Francia, y entre las palomas que regresaron, cinco cápsulas contenían mensajes, de los cuales solo uno era útil.

En general, a pesar del esfuerzo que la Operación Periwig supuso para la seguridad alemana, los observadores la consideran un fracaso. Las medidas tomadas durante la guerra se consideraron demasiado tardías, y se estima que con una planificación más temprana, libertad total para los operadores y el apoyo suficiente de otras agencias de inteligencia, la operación podría haber contribuido de manera significativa a derrocar el régimen nazi.

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