El sueño es un aspecto fundamental de la vida humana y una necesidad vital para restaurar el equilibrio y el bienestar del cuerpo después de un largo y agotador día. También le da al cerebro la oportunidad de descansar y recuperar su claridad. Aunque el sueño generalmente ocurre durante la noche, también puede suceder en otros momentos, especialmente después de comer una comida, particularmente si es pesada. Esto suele provocar bostezos y somnolencia, casi como si la comida contuviera un sedante. Este fenómeno parece contrario al hecho de que la comida debería proporcionar energía. Por lo tanto, surge la pregunta de por qué nos sentimos somnolientos después de comer.
Los médicos explican que la somnolencia después de una comida se debe a una serie de procesos que ocurren en el sistema digestivo y en el cuerpo. Un factor contribuyente es la fluctuación en los niveles de azúcar en la sangre. Cuando consumimos alimentos ricos en azúcar, los niveles de azúcar en la sangre pueden aumentar y luego caer rápidamente, lo que lleva a una fatiga repentina. Sin embargo, este no es el único factor a considerar, ya que las hormonas también juegan un papel. Después de comer, puede haber un aumento en la producción y liberación de serotonina, comúnmente conocida como la «hormona de la felicidad». Esta hormona juega un papel significativo en nuestro estado de ánimo y en nuestros ciclos de sueño, pero niveles elevados pueden llevar a una mayor somnolencia. Los investigadores piensan que los niveles más altos de serotonina pueden ser responsables de este efecto.
Algunos alimentos contribuyen a la somnolencia, especialmente aquellos ricos en un aminoácido llamado triptófano, que está involucrado en la producción de serotonina. Los alimentos ricos en proteínas, como el queso, los huevos y el pavo, contienen triptófano. Además, algunos alimentos, como las cerezas, pueden afectar los niveles de melatonina, lo que puede promover el sueño. Por ejemplo, la leche con altos niveles de melatonina a veces se recomienda para mejorar el sueño. Un estudio de 2015 sugirió que la melatonina está relacionada con los ritmos biológicos, incluidos la temperatura corporal central y los ciclos de sueño-vigilia. La somnolencia o un sentimiento de niebla mental, a veces llamado «niebla cerebral», después de una comida también es común en personas con sensibilidades alimentarias o que sufren de una condición llamada sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado (SIBO).
Aunque la investigación aún no ha proporcionado una respuesta definitiva sobre por qué a veces nos sentimos somnolientos después de comer, los médicos recomiendan algunos pasos para aumentar la productividad por la tarde y evitar la letargia. Incluir alimentos ricos en fibra en las comidas puede ayudar a estabilizar los niveles de azúcar en la sangre y prevenir el colapso que lleva a la somnolencia. Comer comidas regulares y evitar porciones excesivamente grandes también puede prevenir una sobrecarga en el sistema digestivo, lo que puede contribuir a la fatiga y la letargia.