Existen muchas historias de personas que enfrentaron numerosos peligros con todas las probabilidades en su contra, haciendo que su muerte pareciera inevitable. Sin embargo, a veces, eventos milagrosos pueden cambiar estas probabilidades y desafiar las expectativas. Una de estas historias es la de la Sra. Joan Murray, quien cayó desde una altura de más de cuatro kilómetros y sobrevivió gracias a una intervención divina que involucró una colonia de hormigas rojas.
La historia comienza con la Sra. Joan Murray, quien vivía en Charlotte, Carolina del Norte, trabajaba como ejecutiva en un banco estadounidense y era una entusiasta del paracaidismo. El 25 de septiembre de 1999, despegó para realizar un salto en paracaídas. A una altitud de 4,4 kilómetros, saltó al aire pero pronto se sorprendió al descubrir que su paracaídas principal había fallado y no se abrió. Cayó a una velocidad de 128 kilómetros por hora y apenas logró abrir su paracaídas de reserva a 200 metros, lo cual no fue suficiente para evitar la caída libre. Se estrelló contra el suelo y aterrizó sobre un nido de hormigas rojas.
Naturalmente, el impacto fue severo y Joan perdió la conciencia de inmediato, cayendo en coma con la muerte inminente. Al mismo tiempo, la colonia de hormigas rojas comenzó a atacarla con numerosas picaduras dolorosas, estimadas por los médicos en más de doscientas, lo que resultó en un aumento significativo de adrenalina en su cuerpo, reiniciando finalmente su corazón a un ritmo regular.
Los equipos de rescate llegaron para recuperar a Joan Murray, quien había sufrido lesiones graves, incluyendo un lado derecho destrozado y empastes dentales desajustados por el impacto. Pasó dos semanas en coma en el Carolinas Medical Center, sobreviviendo finalmente después de 20 cirugías reconstructivas y 17 transfusiones de sangre. Con el tiempo, se recuperó de sus lesiones y volvió a su trabajo y, en 2001, reanudó su hobby del paracaidismo.